Recuerdo perfectamente aquel domingo por la mañana del 25 de Septiembre del 2016.El predicador nos contaba historias sobre el impacto que una persona puede tener al apadrinar a un niño a través la organización benéfica “Compassion”, y así erradicar la pobreza en una comunidad. Fui tan conmovida al escuchar cada una de las palabras que salían de su boca, que no pude evitar desear ser parte de este proyecto y vivir de primera mano todo lo que escuché.
- “Quien Tú quieras” - le susurraba al Señor mientras me acercaba al puesto de Compassion para escoger a quién apadrinar. Al ver la primera foto, mi corazón se estremeció al ver la carita de Solange Masengesho, una nena de Ruanda, con apenas 5 añitos. En ese momento supe que tenía que escogerla a ella.
Apadrinarla significaba proveer mensualmente para los próximos 13 años… y por supuesto, yo estaba más que dispuesta a asumir la responsabilidad ya que eso significaba que ella tendría comida, materiales para estudiar y atención médica. Con lo que no contaba, era si podía permitirme mandarle una mensualidad. Para que se hagan una idea de por qué digo esto; en el 2016 con 20 años de edad, yo me encontraba trabajando a tiempo completo en una iglesia de Londres como voluntaria, y entre horas, trabajaba en la cadena de comida rápida que presume de una gran “M”.
En esos días, yo sobreviví a base de paquetes de fideos, avena, sandwiches, y la comida que me daban en mi trabajo de “entre horas”. A penas llevaba dos meses apadrinando a Solange y me di cuenta que al ritmo que iba, y con el dinero que entraba en mi cuenta, no iba a ser suficiente para dar lo que necesitaba dar y para vivir con lo que me quedaba.
Después de una jornada larga de trabajo, recuerdo llegar a mi habitación sin siquiera preocuparme de cerrar la puerta y contarle entre lágrimas al Señor sobre mi preocupación de no llegar a fin de mes ya que una gran parte de mi salario se iba directamente para mi Solange. En mi desesperación le decía - “Padre, Tú conoces mi corazón y sabes que si yo tuviese más, yo daría mas… pero en estos momentos no tengo mucho.”Recuerdo cómo inmediatamente, Mateo capítulo 6 se asomaba en mi mente – así como viene la calma después de la tormenta - despejando cada una de mis preocupaciones y dudas.
“Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos?¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida?Si Dios cuida de manera tan maravillosa a las flores silvestres que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe?Mateo 6:26-27, 30
Me di cuenta que realmente, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve, y que sin fe, es imposible agradar a Dios.Me di cuenta que si no soy capaz de dar con lo poco que tengo; cuando tenga mucho, tampoco sería capaz de dar.Me di cuenta que si Dios pone algo en tu corazón, Él será el que proveerá y guiará.Me di cuenta que mi responsabilidad descansa en ser fiel con lo que se me ha dado.Me di cuenta que si tengo algo es por Él y lo que tengo, le pertenece a Él.Me di cuenta que aquél relato antiguo que cuenta sobre un Jesús que multiplicó 5 panes y 2 peces para alimentar a más de 5000 personas, es el mismo Jesús que vive hoy 2000 años después, y así como Jesús multiplicó de lo poco aquella vez, lo hará otra vez con lo que tenga en mis manos.
Así que una vez me sequé las lágrimas de desesperación aquella noche, contra todo pronóstico, como siempre pasa con Dios, Él proveyó cada mes hasta el día de hoy.
Miro atrás y me doy cuenta de lo interesante que es caminar con Dios…Dios, en Su infinita sabiduría y misericordia, cuando nos bendice, nos bendice para que seamos de bendición para los demás.Cuando nos da, es para que demos, cuando nos tiene compasión, es para que tengamos compasión, cuando nos perdona es para que perdonemos, y cuando nos ama, es para que amemos.
Cada carta que he intercambiado con Solange, después de haberla “escogido”, me ha dado un destello de el amor que tiene Dios hacia nosotros.Ella me ha enseñado lo que significa amar incondicionalmente a un desconocido y ahora con apenas 9 años, Solange me ha dado más de lo que yo jamás podría haber imaginado.Es increíble pensar que Solange es una persona entre las 7 billones que se encuentran respirando en este mismo momento. Y así como ella, como tú y como yo, Dios nos creó, nos escogió, nos amó y nos llamó por nombre.
Lo que nunca imaginé que ocurriría, ocurrió.El 18 de Noviembre del 2019 a las 10:51 de la mañana, tuve en mis brazos a Solange Masengesho, la protagonista de muchas de mis oraciones.Recuerdo verla cara a cara y sentir cómo caían de nuevo lágrimas de mis ojos mientras pensaba en ella. Pero esta vez no eran lágrimas de desesperación, sino eran lágrimas de gozo, amor e inmensa gratitud.
3 años atrás, mientras me encontraba de rodillas ante Dios, jamás me podría haber imaginado que este momento llegaría.Pasar de no poder si quiera pagar la cuota mensual, a estar en su tierra, Ruanda, abrazándola, mirando a sus padres y a sus hermanos a los ojos, orando por ellos y tenerlos a ellos orando por mí.Mi Dios proveyó, y así como ayer, hoy puedo decir con total certeza que mi Dios ha sido, es y siempre será fiel.
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”Isaias 55:8-9


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